Mientras todos vivíamos abatidos por el miedo, conmovidos ante la espectular cifra de víctimas mortales del coronavirus, Ñete Lorente trataba de imaginar cuándo y dónde podría presentar en sociedad su nuevo disco, ‘Vino la alegría’ (2020). Y no es que viva al margen de los problemas del mundo, sino todo lo contrario: es que sus canciones llevan la vida dentro. Todo cuanto ocurre a su alrededor vuelve a rebrotar en forma de letras y melodías. Y eso es lo que más me asombra de él, su capacidad para meter en tres minutos tantos fogonazos vitales, tantas experiencias. Su música es profunda y la vez, amena y clara, también bailable. Con su anterior disco ya demostró tener un talento inmenso. Ahora ha llegado el momento de su consagración.
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