El difícil seguirle la huella a Gabriel Sopeña. Se despista uno un rato y de repente te llega por WhatsApp alguna de sus novedades: una película en la que colabora, un disco que compone, un poema que musica, una gira que emprende… O un videoclip, como el que acaba de presentar como adelanto de su nuevo disco, ‘Desiertos’. La canción se llama ‘Coartadas’ y, como suele ser costumbre en Gabriel, nos adentra en un universo entre el rock y la poesía, un territorio en el que Sopeña es un experimentado gurú. Como curiosidades, el vídeo se ha grabado en el desierto de Monegros (Huesca) y cuenta con la participación de su hija Lucía, en Arte y Producción.
COARTADAS
Soy el idiota que desea tener en regla un diploma de amante, obligando al destino a trabajar de fiscal o testigo farsante. Y fui viajando al ras de una estrellita fugaz, la cola de un cometa, sabiendo que cualquier camino conduce a Roma, menos el de vuelta. Esta es la Ley del Sol: un amo y un peón, un acierto, un error, alguien pierde, alguien gana. Maldita sea la pasión porque te obliga a ser ladrón sin coartadas. Yo puedo exagerar la intensidad del amor, la fuerza de tus alas. Puedo distorsionar la brújula del recuerdo con estas palabras. Y aunque sé distinguir si hay oro para unir las juntas del amor y eslabones del alma, no puedo acompasar tus anhelos, ni atar tu acierto y mi ignorancia. Esta es la Ley del Sol: un amo y un peón, un acierto, un error, alguien pierde, alguien gana. Cuando es de noche aquí en tu balcón ya nace una nueva mañana. Esta es la Ley del Sol: un amo y un peón, un acierto, un error, alguien pierde, alguien gana… Lo bueno de la pasión es que te obliga a ser ladrón sin coartadas.
Vayan dos cosas por delante. Una: soy fan de Loquillo desde 1989, tengo todos sus discos y he acudido a todos los conciertos que he podido desde 1995. Y dos: Loquillo tiene posiblemente la mejor banda de rock de este país (algo que no es nada nuevo, porque siempre la ha tenido. La tuvo en la fase inicial con Simón, Vila, Ricard… y la tuvo después cuando vinieron los cambios: Sopeña, Illa, Pegenaute, Stinus, Guille Martín, Gómez-Palma…) Insisto: tiene un equipo de Champions y es una gozada ver su espectáculo. Pero ocurre algo que me preocupa…
En 2007 una llamada telefónica partía en dos a una de las grandes bandas de rock español de todos los tiempos. Loquillo se deshacía de Trogloditas después de 25 años en primera línea. Una trayectoria con grandes altibajos pero que había conseguido lo más difícil: inmiscuirse en la memoria sentimental de varias generaciones. Después supimos que el destino tenía preparado para el cantante un nuevo paseo por la gloria, que comenzó tras la publicación de uno de sus mejores discos, Balmoral, y que aún continúa. La gran incógnita quedaba, sin embargo, del lado de la marca Trogloditas. ¿Sería capaz Simón Ramírez de continuar la leyenda? De momento, los dos intentos (Trogloditas en 2014 y Fuerte, flojo… y en directo en 2016) van en la buena dirección. De esos dos discos, de su trayectoria personal y de su experiencia en Loquillo y Trogloditas hablamos largo y tendido con un mito de las cuatro cuerdas: Simón Ramírez.
Loquillo es el protagonista de la campaña de Gas Natural para captar nuevos clientes o para que los del mercado regulado (PVPC) se pasen a la comercializadora del grupo en el mercado liberalizado. A partir de la canción El ritmo del garaje, con un tono más familiar, el rockero evoca el paso del tiempo. La idea es reflejar que eso conlleva también nuevas necesidades energéticas de las personas y familias, que requieren ofertas que se ajusten a las mismas. La campaña tendrá una duración de cinco semanas. La ofensiva comercial coincide con una etapa en la que la tarifa regulada (PVPC) acumula un alza de más del 20% en seis meses.
Durante varios años trabajé en un programa televisivo de conciertos en directo. Se llamaba ‘1001 músicas’ y por allí pasó buena parte de la efervescencia musical de comienzos de siglo. De todos los estilos: rock, autor, flamenco, funk, fado, rhythm and blues… Algunos noveles, otros artistas muy consagrados como Ariel Rot, Revólver, Javier Calamaro, Mikel Erentxun… En televisión es casi un milagro hacer programas así, por muchos motivos, por lo que me sentía un verdadero afortunado. Es uno de los programas que más añoro.
Disfruté muchísimo aunque me quedé con una espinita: hacer lo que sí ha hecho el programa emblema del género, ‘Los conciertos de Radio 3’, llevar a Loquillo y su banda. Más si cabe para presentar ‘Balmoral’, uno de los, para mí, mejores discos de su carrera.
El concierto fue emitido el 16 de septiembre de 2008 en La 2.
Podría decirse perfectamente que Biografía autorizada es un libro-disco. Con una particularidad: el disco no viene físicamente incluido. Es una banda sonora que el lector escucha conforme avanza en la historia de Carlos J., una estrella del rock dispuesta a componer su disco más autobiográfico. Porque la novela rezuma, sobre todo, música, aunque por supuesto mucho más. Música y Modernidad en la España (Córdoba, Sevilla y Madrid principalmente) de los años 80, aquella que, en efecto, vivió la explosión creativa de una gente machacada culturalmente por el antiguo régimen.
Una novela que rinde tributo a los grandes grupos de rock (Joy Division, The Cure, Gabinete Caligari, 091, Héroes del Silencio…), al cine (El Padrino, Uno de los nuestros…) y a las series de televisión (House of cards, The Walking dead…) a la vez que reivindica el papel capital que juega la cultura en la educación intelectual y sentimental de la persona.
Una de las máximas que he procurado no violar nunca es la de no soltar una palabra fea de alguien que alguna vez fue amigo. Es inevitable que la vida te lleve por caminos insospechados y que personas que estuvieron cerca, por voluntad o circunstancias, dejen de estarlo y surja un sentimiento incluso de agravio, que alguno de los dos se sienta decepcionado o traicionado. Pero es entonces cuando creo ha de florecer la compostura, el código personal de buenas conductas. Habitualmente ni se eligen los comienzos ni se eligen los finales. Aceptarlo tal cual puede ayudarte mucho a sortear los innumerables obstáculos de la existencia.
Aunque escrita en principio para la banda sonora de un documental sobre las mujeres que combatieron en el bando republicano durante la Guerra Civil española -y que precisamente se llamó Mujeres en pie de guerra–, esta canción suena ahora incluso más evocadora que cuando se publicó originalmente en 2004. Y es así por la sensación que tenemos todos de que algo muy desagradable está a punto de ocurrir aquí en España, algo así como un tremendo vendaval, y ante el que algunos corren a resguardo de un techo seguro y otros, los valientes, optan por jugarse el tipo en beneficio de los suyos. Y es que siempre hubo comprometidos y gente que tan solo pasaba por allí.
Sus llamadas eran siempre alentadoras, vitalistas, invitaban a vivir a toda costa. Sus cartas, diez folios por las dos caras, también. Ella era así: entusiasmo puro. Si no había motivos, los inventaba. El caso era siempre obligarte a sonreír. La suya, además de urgente, era una sonrisa bella. En la foto la vemos completamente feliz junto al Loco, el hombre a quien adoró por encima de otras muchas cosas. Perseguía sus canciones como pastillitas para el corazón.
También escribía poemas. Los agrupó, cómo no, bajo el título La sonrisa del agua, como el verso de Neruda.
Aunque creo, estoy seguro, que su mejor poema es Natalia.
Ya he recetado varias veces los poemas de Luis Alberto de Cuenca para ahuyentar esos momentos de sosiego emocional, inevitables en este mundo intrépido. Lo hago porque su poesía resulta conmovedora, transcultural, sencilla, culta y elegante, cualidades suficientes para distanciarlo del resto de poetas españoles conocidos, habitualmente asociados en tribus.