Tengo un serio problema con los libros prestados. Existe junto a mi casa una estupenda biblioteca adonde voy cada cierto tiempo y donde me topo siempre con la misma contrariedad. No faltan títulos que me interesen y, además, sus responsables (un matrimonio muy amable y profesional) rara vez no se ofrecen a comprar cualquier libro que se pueda necesitar. El caso es que después de ojearlos me los traigo a casa y siempre acabo diciéndome lo mismo: ¿Y ahora qué hago con ellos?