El difícil seguirle la huella a Gabriel Sopeña. Se despista uno un rato y de repente te llega por WhatsApp alguna de sus novedades: una película en la que colabora, un disco que compone, un poema que musica, una gira que emprende… O un videoclip, como el que acaba de presentar como adelanto de su nuevo disco, ‘Desiertos’. La canción se llama ‘Coartadas’ y, como suele ser costumbre en Gabriel, nos adentra en un universo entre el rock y la poesía, un territorio en el que Sopeña es un experimentado gurú. Como curiosidades, el vídeo se ha grabado en el desierto de Monegros (Huesca) y cuenta con la participación de su hija Lucía, en Arte y Producción.
COARTADAS
Soy el idiota que desea tener en regla un diploma de amante, obligando al destino a trabajar de fiscal o testigo farsante. Y fui viajando al ras de una estrellita fugaz, la cola de un cometa, sabiendo que cualquier camino conduce a Roma, menos el de vuelta. Esta es la Ley del Sol: un amo y un peón, un acierto, un error, alguien pierde, alguien gana. Maldita sea la pasión porque te obliga a ser ladrón sin coartadas. Yo puedo exagerar la intensidad del amor, la fuerza de tus alas. Puedo distorsionar la brújula del recuerdo con estas palabras. Y aunque sé distinguir si hay oro para unir las juntas del amor y eslabones del alma, no puedo acompasar tus anhelos, ni atar tu acierto y mi ignorancia. Esta es la Ley del Sol: un amo y un peón, un acierto, un error, alguien pierde, alguien gana. Cuando es de noche aquí en tu balcón ya nace una nueva mañana. Esta es la Ley del Sol: un amo y un peón, un acierto, un error, alguien pierde, alguien gana… Lo bueno de la pasión es que te obliga a ser ladrón sin coartadas.
Una de las máximas que he procurado no violar nunca es la de no soltar una palabra fea de alguien que alguna vez fue amigo. Es inevitable que la vida te lleve por caminos insospechados y que personas que estuvieron cerca, por voluntad o circunstancias, dejen de estarlo y surja un sentimiento incluso de agravio, que alguno de los dos se sienta decepcionado o traicionado. Pero es entonces cuando creo ha de florecer la compostura, el código personal de buenas conductas. Habitualmente ni se eligen los comienzos ni se eligen los finales. Aceptarlo tal cual puede ayudarte mucho a sortear los innumerables obstáculos de la existencia.
Aunque escrita en principio para la banda sonora de un documental sobre las mujeres que combatieron en el bando republicano durante la Guerra Civil española -y que precisamente se llamó Mujeres en pie de guerra–, esta canción suena ahora incluso más evocadora que cuando se publicó originalmente en 2004. Y es así por la sensación que tenemos todos de que algo muy desagradable está a punto de ocurrir aquí en España, algo así como un tremendo vendaval, y ante el que algunos corren a resguardo de un techo seguro y otros, los valientes, optan por jugarse el tipo en beneficio de los suyos. Y es que siempre hubo comprometidos y gente que tan solo pasaba por allí.
Ya he recetado varias veces los poemas de Luis Alberto de Cuenca para ahuyentar esos momentos de sosiego emocional, inevitables en este mundo intrépido. Lo hago porque su poesía resulta conmovedora, transcultural, sencilla, culta y elegante, cualidades suficientes para distanciarlo del resto de poetas españoles conocidos, habitualmente asociados en tribus.
La obra de Gabriel Sopeña (Zaragoza, 1962) es casi inabarcable para un entrevistador. Es doctor en Filosofía y Letras, con Premio Extraordinario de Doctorado y profesor de Historia Antigua. Como tal es autor de libros como Dioses, ética y ritos. Aproximaciones para una comprensión de la religiosidad entre los pueblos celtibéricos o Buda. Imágenes y devoción. Pero además es poeta y músico y es ahí donde su producción se convierte en un mar gigante donde navegar por años sin necesitar más que sus aportes emocionales. Comenzó su carrera en 1983 y lideró bandas como Ferrobós y El Frente, además de colaborar estrechamente con Más Birras. En España ha escrito para Héroes el Silencio, Amistades Peligrosas, Los Rebeldes, María del Mar Bonet, José Antonio Labordeta etc.