Tengo un serio problema con los libros prestados. Existe junto a mi casa una estupenda biblioteca adonde voy cada cierto tiempo y donde me topo siempre con la misma contrariedad. No faltan títulos que me interesen y, además, sus responsables (un matrimonio muy amable y profesional) rara vez no se ofrecen a comprar cualquier libro que se pueda necesitar. El caso es que después de ojearlos me los traigo a casa y siempre acabo diciéndome lo mismo: ¿Y ahora qué hago con ellos?
Mi anciana abuela -cumple 90 el mes que viene- está convencida de no morirse sin vivir Otra. Mi anciana abuela, a pesar de su edad, tiene la cabeza en su sitio, se levanta y acuesta con la radio y cada vez que un periódico cae en sus manos -algo que ocurre muy a menudo- se lo lee de cabo a rabo presumiendo de saber leer porque aprendió, dice, en un «buen colegio de monjas», algo muy atípico (lo de saber leer, no lo de ir a un colegio de monjas) para las dos o tres generaciones posteriores a la suya.
De los creadores de «Bankia, pulmones y branquias», ahora una fandango road movie, una nueva aventura por los bancos de Sevilla que pone los vellos de punta. Creo que a este paso tendrán que poner en las sucursales bancarias el mismo cartel que ponían antiguamente en los bares: «Prohibido el cante». Y es que, aunque se nos haya olvidado, la música -como la poesía- es un arma cargada de futuro.
Victoria Grant es solo una adolescente, pero en seis minutos ha conseguido explicar al mundo cómo hemos llegado a la dramática situación económica actual. Lo hizo en el Public Bank Institute y la grabación ha dado la vuelta al mundo traducida a numerosos idiomas, entre ellos el castellano. Aunque su discurso se refiere exclusivamente al caso canadiense (su país de origen), podrán comprobar que es perfectamente extrapolable al resto de países capitalistas ahora en declive.