La muerte siempre es inapelable y cruel. Pero no todas las muertes son iguales. Existe una muerte diferente: la muerte de un animal de compañía. Hay quien jamás la siente porque nunca llega a tener una relación estrecha e insustituible con un animal. Y ese desconocimiento es, concretamente, el pasillo hacia la incomprensión o incluso la burla.