Un día de estos nos descuidamos y Carlos de France compondrá la canción perfecta. Desde luego, va camino de ello. Sin hacer ruido, pero con un trabajo minucioso y artesanal. Escribiendo y puliendo canciones hasta que logran su punto óptimo de maduración, que es cuando las graba y las ofrece a un público al que respeta tanto como su público le respeta a él. Solo los que conocen su música y han asistido alguna vez a un concierto suyo sabrán bien de lo que hablo. Y es que el Arte tiene esas cosas: Unos hacen el mérito y otros se llevan la fama.
Seguir leyendo